jueves, 5 de agosto de 2010

La muñeca de la caja, le robo la canciòn a Elisa.

Frente a un ejercito de palomas mansas, donde me atrevo a ser invisible.
Donde ya no me vence la fuerza y los relojes van como quieren, a donde quieren, a donde quieren evitarme.
Nada de tintineos, nada de espantarse.
Nada de nada, con un poco de vos, eso quiero.
Recluyéndome al universo, encerrándome en el paraíso,
Donde corre el aire, donde me amenaza la grandeza.
¿Dónde quedara el fondo? Si no es este?
Si en lo uniforme jure y mentí.
Si ya no quiero mas uniforme que me adhiera? Solo quiero cielos, y que el tiempo no pase. ¿Dónde queda sino yo? ¿Dónde queda respirar lo amorfo?
Quedan donde quedan los códigos de las palabras que parecen sin sentido, escondiéndose en un velo. Donde sobra la ultima silaba. Donde sobra lo que falta.
Donde lo amo y me pierdo en la palabra; de la no raíz sin tronco. De lo que ya no quiero.
De lo que me avergüenza y ecuaciones. Nube cielo nube cielo y mi nube? A donde me lleva esta vez? Y las flores? Y los paraísos del infierno?
La muñeca baila ya sin gracia en la cajita musical… gira y gira. Ya sin gracia.
A un sonido casi desafinado, a una melodía hermosa como trillada.
Le mintieron a ese señor. Le robaron su obra.
Su obra para ella. Era de ella. Y Elisa ya murió.
Y la muñeca sigue viva-
Que vacío se siente. Soy mi propia musa.

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